El Equipo de Protección Personal (EPP) para motociclistas suple la ausencia de tecnología de seguridad pasiva a bordo de la moto. Su certificación, mediante normas internacionales, asegura la calidad y la idoneidad del mismo. El más conocido es el casco, que cumple la misión de proteger el cráneo y el cerebro alojado en su interior. Pero como el cerebro no es el único órgano vital alojado en el cuerpo humano, proteger unicamente la cabeza no es suficiente. Los airbags para motociclistas representan la mayor innovación después de la introducción del casco y son la mejor tecnología disponible para proteger el resto de los órganos vitales, alojados en tórax y abdomen. Las coderas y rodilleras previenen lesiones, pero no salvan vidas, los elementos de protección que salvan vidas, son los que cubren los organos vitales.

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A la vulnerabilidad del cuerpo humano (reconocida por el sistema seguro aplicado al tránsito y la Visión Cero), se le suma en el caso de la moto un factor tecnológico determinante: la ausencia total de tecnología instalada en el vehículo que proteja a sus ocupantes, lo que usualmente se denomina seguridad pasiva. La motocicleta no cuenta con un sistema de retención, bolsas de aire o chasis de deformación programada que disipen la energía del impacto, como sí es frecuente encontrar en un automóvil considerado seguro por organismos como Latin NCAP. EL nivel de seguridad pasiva de los motociclistas esta determinado por la calidad de los elementos de protección personal EPP que este utiliza.

Es un sistema neumático, alojado al interior de prendas certificadas para motociclistas, como chalecos y jackets, que se activa de forma automática en menos de una décima de segundo, absorbiendo la fuerza del impacto. El airbag para motociclistas tiene la capacidad de proteger las clavículas, la caja torácica y los órganos vitales alojados en tórax y abdomen. En combinación con un casco seguro, también protegen el cuello. Los airbags para motociclistas fabricados por AIROBAG cuentan con certificación europea EN1621-4 y son reutilizables.

El 99% de los fallecimientos en un siniestro vial de motocicleta, ocurren por traumatismos en al menos un órgano vital. Un ser humano (sin el equipo de protección adecuado) que se accidente contra un objeto sólido a una velocidad de 18 km/h, sufre una desaceleración instantánea superior a 102 Fuerzas g. Esa ya es una velocidad mortal. En América Latina, la mayor parte de los fallecimientos y lesiones graves en moto se producen en eventos urbanos o suburbanos, a velocidades inferiores a los 50 km/h e involucran motocicletas de baja cilindrada y otro vehículo de mayor masa.

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